domingo, 25 de marzo de 2018

I'm going to miss the feeling when it's gone

Voy reconstruyendo mis pasos, porque no quiero perder nada de nuevo, quiero asegurarme de tener suficiente para no extrañarte demasiado, aunque ese sentimiento de pérdida parece ser lo único que puedo  prognosticar a kilómetros de distancia.  Alguien siempre se va, incluso sin haber llegado necesariamente a alguna parte.

De ese recorrido mental quedan apenas los tirantes, la camisa blanca con las mangas dobladas y el pantalón marrón no muy ceñido a las piernas, una voz masculina y una risa estruendosa, palabras lanzadas al vacío y palabras con poder  de seducción lanzadas en la dirección equivocada.

Recordarte es un ejercicio de escapismo que hago para no caer en las filas de lo cotidiano, porque tú eres todo, menos eso con lo que podría alguna vez contar.


A veces -y con decir a veces ya estoy haciendo una aproximación errada- te imagino por las noches, dando por sentado el hecho de que nadie, nunca piensa en ti, cuando de hecho te he hecho compañía por meses sin que te des cuenta.

Cada día tiene menos sentido que lo haga, cada día me siento más culpable por hacerlo. Encerrarme en mis pensamientos contigo es una práctica que no conduce a ningún lado y sin embargo, he sentido el kilometraje salirse de control como el fuego que crece en mi vientre por ti. 

Ya no quedan muchas partes dentro de mi que pueda salvar, pero si de casualidad tengo esperanzas, espero algún día tener de vuelta mi sentido común.


Mira esta búsqueda exhaustiva que hago desde un lugar completamente en ruinas. Solo los destellos de singularidad estética me distraen de seguirte los pasos siempre, de preguntarme qué haces y quién te acompaña a dormir esta noche. Quién te quita la camisa después de una noche de cervezas, quién enciende un cigarro en la terraza para escuchar esos sollozos de artista ocultista y profano que llevas contigo a donde quiera que vas. 

Y aunque es todo una mentira que se  construye a partir de hechos que pueden o no sostenerse en la realidad. Nadie se resistiría a una probada de la misma en un lugar como Caracas, donde hay licencia para la nostalgia y la lujuria, todo al mismo tiempo.


Así siguen las noches, con una caravana de pensamientos que recorren el puente que va desde lo consciente hasta lo inconsciente una y otra vez, porque asi de delirante me siento cuando se trata de él, de ti.

Y sí, culpo a la literatura y a los registros de las vidas de mis escritores favoritos por esas fantasías fundadas en la escaséz de opciones, pero también me culpo a mí por ser incapaz de frenarlas.


Porque quién se arrodillaría  frente a mí para recorrer con sus manos la suavidad de mis piernas. Quién sería capaz de venerar mis nalgas con la solemnidad de sus besos.

Lo piensas y sólo se viene un nombre a la mente, pero eres incapáz de pronunciarlo por temor a que desgarre algo a la salida de tu boca y es ahí, desde ese temor, que se va formando la teoría de lo que podría ser.


En ocasiones, incluso siento explotar algo dentro de mí, en una sola descarga que me recorre entera, y luego viene el adormecimiento, la fuga inevitable de la desesperanza que resulta de pensar que no hay nada que pueda hacer, ni distancia que pueda recorrer para hacerte voltear la mirada.

I know is a shit feeling, pero me hace querer darme entera, servida en pedazos para su solo deleite y así, aterrador y todo, me gusta.

No lo sé.

Solo saber que aquí y ahora no sirve de mucho hace de éste y el resto de mis escritos completamente irrelevantes. 



1 comentario:

  1. Me gusta mucho la forma en la que escribes.Algunas cosas que relatas, las escucho con mi propia voz.En verdad, analizo mucho lo que escribes.Gracias

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